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Peter Singer no es el único farsante

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Cuando Peter Singer optó por demandar a Hans Ruesch, autor de Matanza de Inocentes, por haberle acusado de ser un “farsante”, su decisión acabó por convertirse en un bumerán que haría que muchos antiviviseccionistas y defensores de los animales conocieran el papel que el “filósofo” australiano juega en el ámbito de la defensa de los animales. La indignación que sintieron muchos antiviviseccionistas al ver cómo Singer demandaba a Ruesch les llevó a solidarizarse con el autor de Matanza de Inocentes, el libro más completo que se ha escrito contra la vivisección en el que se demanda la abolición total de la experimentación con animales por motivos científicos y éticos. Teniendo en cuenta que Singer siempre ha ignorado los planteamientos antiviviseccionistas científicos y que sus conferencias han sido regularmente financiadas por la Fundación Rockefeller, que tiene grandes intereses en la industria farmacéutica, fue comprensible que Ruesch le acusara de ser un farsante, y lo mismo podría decirse de otros supuestos defensores de los animales de renombre que son clones de Peter Singer en diversos países.

Tal es el caso de Jesús Mosterín, que en España es considerado un partidario de la Liberación Animal. Quizá con la intención de emular el éxito de Singer en el mundo anglosajón, o tal vez porque comparte sus criterios plenamente, el señor Mosterín ha manifestado su completo apoyo a determinadas formas de vivisección al tiempo que ha demostrado su profundo desconocimiento de la historia de la medicina y de la vivisección. En libros como Vivan los Animales (el título debe ser irónico, porque en muchas ocasiones nuestro autor no muestra ningún reparo a la hora de apoyar la muerte de los animales en los mataderos y en los laboratorios de experimentación), Mosterín revela su auténtica ideología viviseccionista:

“Los experimentos dolorosos con animales vivos repetidos rutinariamente como meras prácticas de alumnos, están prohibidos en algunos países, mientras que en otros se toleran o incluso son mandatorios. Sin embargo hay que reconocer que algunos experimentos sobre animales vivos son necesarios para obtener conocimientos importantes, que a su vez pueden contribuir a la larga a evitar muchos dolores, tanto a los humanes como a otros animales. Piénsese en las investigaciones que, desde Pasteur y Koch, han conducido a identificar el origen de las enfermedades infecciosas y a desarrollar antibióticos y vacunas”.

Es difícil comprender cómo Mosterín, que no es un científico, puede realizar una afirmación del tipo “algunos experimentos sobre animales vivos son necesarios para obtener conocimientos importantes, que a su vez pueden contribuir a la larga a evitar muchos dolores, tanto a los humanes como a otros animales”, teniendo en cuenta que debe saber sin duda que ni los propios vivisectores afirman que los resultados obtenidos con animales sean aplicables a los humanos y que las condiciones en las que se realizan hacen que tampoco proporcionen datos relevantes para los propios animales. De hecho, es un argumento propio de vivisectores consumados sugerir que las torturas practicadas a los animales también pueden contribuir a beneficiar a los propios animales. Por supuesto, no suministra nuestro filósofo ni un solo ejemplo de algún experimento de ese tipo, mientras que Hans Ruesch llenó Matanza de Inocentes con innumerables ejemplos científicos de la inutilidad y la peligrosidad de la vivisección. Además, empeora todavía más su error mencionando a dos vivisectores que son un ejemplo de lo absurdo que es recurrir a la experimentación animal en la investigación médica. ¿O es que el señor Mosterín no sabe que por su fe ciega en la vivisección Pasteur fabricó una vacuna contra la rabia tan letal que mató a muchas de las personas a las que fue administrada, y que la OMS recomendó medidas estrictamente higiénicas para evitar padecerla, prescindiendo de la vacuna diseñada por Pasteur? ¿También ignora que Robert Koch tuvo enormes dificultades para identificar el virus del cólera porque decidió inoculárselo a los animales, en los que no tiene los efectos que provoca en el ser humano, y que nunca llegó a comprender el mecanismo de la enfermedad al ignorar la importancia de las características individuales de cada organismo humano en el desarrollo de la misma? Probablemente el filósofo ha leído la literatura viviseccionista y ha decidido creer lo que los propios vivisectores suelen afirmar para defender su cruel e inútil actividad. Basta con hojear la bibliografía que consultó para elaborar su capítulo dedicado a la vivisección para darse cuenta de que con las referencias que menciona es lógico que haya llegado a la conclusión de que la experimentación animal es útil para la humanidad. ¿Por qué no incluye en su bibliografía ninguno de los escritos de Ruesch? ¿Es posible que no los conozca? Un “filósofo” como él ha tenido sin duda acceso a la información suministrada en Matanza que demuestra que la vivisección es un fraude pseudocientífico, y si decide ignorar deliberadamente su mensaje es porque, al igual que Peter Singer, está más interesado en defender la vivisección que a los propios animales, y si es así con razón podemos decir que es un farsante disfrazado de defensor de los animales.

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*Este artículo apareció en el primer número de la Revista Tiempo Animal, la cual se puede descargar gratuitamente:

http://www.tiempoanimal.org/Revista.Tiempo.Animal.01.pdf

Reseña del Foro por la liberación Animal “Nosotros tenemos un sueño”

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Videoconferencia de Annamaria Manzoni

El pasado domingo 6 de abril de 2014, tuvo lugar el Foro por la liberación Animal “Nosotros Tenemos un Sueño”, en el Centro Cultural de las Artes Escénicas Ernesto Gómez Cruz.

El objetivo de este evento fue proporcionar un espacio para la difusión de algunos análisis, reflexiones e investigaciones actuales de alto nivel sobre la forma en que la humanidad explota al resto de las especies del planeta.

Dos importantes autoras ofrecieron videoconferencias sobre el tema. La primera de ellas, Annamaria Manzoni, lo hizo desde Italia. El foro fue nombrado con el título de su libro, mismo que se presentó en el evento.. En él, Manzoni hace un análisis de los mecanismos psicológicos y sociales que han permitido y preservado la injusticia y esclavitud animal en una sociedad que, en circunstancias diferentes, condenaría su existencia. El libro fue comentado por el editor de la revista Tiempo Animal,  Raúl Cruz, quien realizó la traducción para la versión en español y la publicación en nuestro país; y por Samuel León, quien tras culminar su licenciatura en derecho por la UNAM con la tesis ¿Derechos de los Animales no humanos? se ha dedicado a la difusión activa del tema mediante múltiples artículos y ponencias.

 La conferencia fue traducida en forma simultánea del italiano al español gracias al apoyo del también activista e investigador adscrito a la academia de historia de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Claudio Albertani. La conferencia de Manzoni hizo algunas referencias a los contenidos del libro, pero no demasiadas pues consideró que las reseñas de los presentadores lo habían cubierto con suficiencia. Se centró principalmente en reflexiones personales y pensamientos sobre la esclavitud animal.

Videoconferencia de la Dra. Ana María Aboglio

Videoconferencia de la Dra. Ana María Aboglio

La segunda ponente, Ana María Aboglio, lo hizo desde Argentina. Su formación en Derecho y Filosofía marcó definidamente el punto de vista de su ponencia. La extensa y detallada exposición de esta autora se inició con la enumeración de las estructuras que moldean nuestra cultura instaurando la esclavitud animal, analizando el pensamiento de los principales referentes históricos del tema hasta llegar a nuestra posición actual. Su composición de la otra mirada, como base para la elaboración de principios éticos, desarrolló en primer lugar lo que no vemos, luego la institucionalización de la esclavitud en general, y finalmente los núcleos principales de las estructuras cosificadoras. Citó, analizó y comparó artículos en la normativa de protección animal de México y de Argentina, demostrando el sostenimiento del control y explotación animal en el ámbito legal. Expuso los motivos por los que considera que una postura abolicionista es la forma más adecuada de abordar el problema y proporcionó sugerencias sobre cómo ponerla en práctica desde diferentes ángulos. El público tuvo la oportunidad de interactuar con ella en forma directa mediante un espacio final de preguntas y respuestas.

Degustación de bocadillos veganos durante el evento...

Degustación de bocadillos veganos durante el evento…

Durante los recesos entre las tres etapas del foro, miembros del Movimiento 269 obsequiaron a los asistentes una gran variedad de alimentos libres de crueldad animal, demostrando con ello cómo la substitución del producto animal es absolutamente posible, sin por ello vulnerar ni su sabor, ni sus contenidos alimenticios.

Finalmente, el evento culminó con la exhibición del documental Earthlings (Terrícolas), de Shaun Monson, donde se exploran las facetas de la explotación humana hacia los otros animales dividiéndolas en 5 rubros: “mascotas”, “alimentación”, “vestimenta”, “entretenimiento” y “ciencia”. Es un trabajo muy crudo, que rebosa en profundas reflexiones. Los emotivos comentarios finales de los asistentes evidenciaron varias formas en las que nuestro país está profundamente relacionado con el maltrato animal; más de lo que nos gusta admitir, y cómo todos tenemos responsabilidad en hacer frente a la injusticia.

El evento fue de excelente calidad y quienes asistieron se fueron con un grato sabor de boca. El apoyo del público es necesario para que espacios de esta naturaleza puedan continuar existiendo.

http://www.tiempoanimal.org

RESPUESTA DEL PROF. B. FEDI AL ARTÍCULO «EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES, ¿MAL NECESARIO?» APARECIDO EN EL NO. 179 DE LA REVISTA MEXICANA «¿CÓMO VES?»

 

NOTA INTRODUCTORIA DE TIEMPO ANIMAL:

En su número 179 (octubre del 2013), la Revista “¿Cómo ves?” -órgano de divulgación científica de la Universidad Nacional Autónoma de México- publicó un artículo del periodista Guillermo Cárdenas, titulado “Experimentación con animales, ¿mal necesario?” en el que se defiende la idea de que la experimentación animal es una actividad que se practica en beneficio de la humanidad, siendo esencial y necesaria para el progreso científico, además se afirma que los animales víctimas de experimentación son tratados humanitariamente de acuerdo a las leyes bienestaristas vigentes.

En el transcurso del artículo se citan ejemplos puntuales que supuestamente corroboran la necesidad de experimentar con animales, también se citan los testimonios de científicos involucrados en esta práctica y que, por supuesto, la defienden. Por parte de “las agrupaciones defensoras de los animales” se citan únicamente a dos organizaciones. El testimonio que se cita de una de ellas, “Igualdad Animal”, es lamentable:

«Para IA es paradójico que los animales más cercanos al humano en la escala filogenética sean los más aprovechados: «cuanto mejor modelo de laboratorio son por parecerse a nosotros, más obvio resulta que deberían ser protegidos como nuestros iguales», plantea la organización.»

En primer lugar, es absurdo decir que los otros animales deben ser protegidos por parecerse a nosotros, pues aunque no sean iguales a nosotros ni se nos parezcan deben ser tratados con respeto. El criterio de consideración moral que subyace del testimonio de Igualdad Animal es claramente antropocéntrico. No hace falta que un animal se nos parezca para que lo respetemos. ¿Acaso los ratones, que son los más usados para prácticas de vivisección, se nos parecen? Según este criterio, ¿debemos respetarlos menos? En segundo lugar, ninguna especie animal es modelo de ninguna otra: todas las especies difieren entre sí en su anatomía, fisiología, histología, genética, etc., y por tanto, ningún resultado con cualquier especie puede ser científicamente extrapolable a cualquier otra.

La pregunta es: ¿hay una esperanza para los animales que sufren en los laboratorios de vivisección con organizaciones como ésta? La triste respuesta es no. Sin una información completa y correcta de lo que es e implica la vivisección, estamos muy lejos de erradicar dicha práctica. Si las organizaciones “de defensa animal” mantienen el mismo discurso que los viviseccionistas, ¿cuál es la diferencia entre unos y otros?

Para desmentir las aseveraciones del artículo citado y para edificación de quien lo leyó citamos a continuación la respuesta del Prof. Bruno Fedi, científico antiviviseccionista, con quien nos pusimos en contacto y solicitamos redactara una respuesta desde el ámbito de la ciencia a todas las mentiras y tergiversaciones divulgadas públicamente sobre el tema de la vivisección a través de la Revista “¿Cómo ves?”.

Cabe señalar que nos pusimos en contacto con el Prof. Fedi inmediatamente después de que apareció el artículo y en miras de publicar su respuesta en nuestra Revista Tiempo Animal, pero dado que a la fecha no contamos con la solvencia económica para publicar otro número de la revista, hemos decidido difundir la respuesta del Prof. Fedi a través de Internet antes de que pase más tiempo.

El artículo referido se puede leer en línea a través del siguiente enlace:

http://www.comoves.unam.mx/numeros/articulo/179/experimentos-con-animales-mal-necesario

RESPUESTA DEL PROF. B. FEDI* AL ARTÍCULO «EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES, ¿MAL NECESARIO?» APARECIDO EN EL NO. 179 DE LA REVISTA MEXICANA «¿CÓMO VES?«

1) Todos los descubrimientos en anatomía, fisiología, patología humana, han sido hechos en el hombre. Los descubrimientos en patología han sido preponderantemente el mérito de Vircov, quien estableció las correlaciones entre los síntomas del enfermo y las alteraciones encontradas en cadáveres.

2) Las observaciones realizadas en animales, no son transferibles al hombre. Deben siempre ser repetidas en el hombre, para saber si existe identidad.

3) Estas observaciones tampoco son predictivas: los efectos de los fármacos en el hombre y los animales son siempre distintos, por lo menos desde el punto de vista cuantitativo.

4) Todo esto sucede por las diferencias genéticas entre el hombre y los otros animales.

5) Estas diferencias existen también en los animales transgénicos.

6) La investigación con animales es, por lo tanto, engañosa; ralentiza los tiempos de actuación y es más costosa.

7) La investigación con animales hace imposible realizar el Proyecto REACH. Serían necesarios 50 años.

8) La investigación con animales sirve a Big-Pharma para excluir continentes enteros, entre los cuales se encuentra América Latina, de la competencia.

9) La mayoría de los últimos descubrimientos, han sido realizados con métodos sustitutivos (un modelo que simula el comportamiento del cáncer pulmonar, el impresor tridimensional de tejidos, etc.).

10) Los métodos alternativos, aunque son validados por la ECVAM, no son obligatorios y las investigaciones en este campo, son escasamente financiadas.

 

A LAS OBSERVACIONES EFECTUADAS EN EL ARTÍCULO, RESPONDO DIRECTAMENTE:

1) Los datos históricos (Galeno, etc.,) son tan antiguos que ya están privados de significado.

2) Las Observaciones de Best y Banting confirmaron un hecho ya conocido, pero no nuevo. Constituyen, por lo tanto, una prueba, sin embargo, un caso particular no puede demostrar la benignidad de un método entero.

Las observaciones sobre los trasplantes, son en cambio, erradas. Todos los mejoramientos en las técnicas, en las dosis, etc., han sido obtenidos del hombre.

3) Las observaciones sobre la anestesia, que sería siempre aplicada a los animales experimentales son falsas. La anestesia es aplicada, casi en todas partes, a discreción de los investigadores.

4) Las afirmaciones de indispensabilidad de los animales, para la investigación, hechas por algunos médicos ilustres, son simples opiniones.

5) No se convierten en hechos, incluso si han sido expresadas por personajes famosos.

El tono general del artículo es engañoso.  Se declara que siempre se ha hecho así, que se han realizado descubrimientos, que se están tratando de mejorar la situación, por ejemplo con las leyes sobre cosméticos, hoy más protectoras en relación hacia los animales. No se dice en cambio que estas leyes no se aplican ampliamente.

El futuro de la investigación, reside en métodos nuevos, no en la repetición de aquellos antiguos y en la discrecionalidad absoluta concedida a los investigadores.

*Bruno Fedi es una luminaria científica de nuestro tiempo. Nació en Pistoia en 1934. Se graduó en Medicina y Cirugía, en Firenze. Ha ejercido como Médico General y como docente en las universidades de Perugia y Roma. Es especialista en urología, en anatomía patológica, en ginecología y en oncología.

Autor de más de 100 artículos de carácter científico debido a su actividad como investigador, gana un premio Fiuggi y una beca de estudios otorgada por la OMS para llevar a cabo sus investigaciones en Inglaterra. En aquel periodo ve el dolor de los animales provocado por investigaciones insensatas e inútiles. Se aleja de todo aquello que puede provocar dolor a los animales, sean estos humanos o no. Se hace vegetariano y después vegano, por motivos éticos y científicos.

Ha publicado numerosos artículos y libros de carácter científico y divulgativo sobre la relación Hombre-Animal-Naturaleza, sobre el problema del hambre en el mundo, sobre el aspecto ético y psicológico del comportamiento del hombre.

Antiviviseccionista convencido, ha sido Vice-Presidente de la Liga Internacional de “Médicos por la Abolición de la Vivisección” (LIMAV), miembro del Consejo Directivo de la Organización Internacional de Protección Animal (OIPA) y Presidente de “Protección Animal” (ENPA) de Terni.

Durante los últimos 30 años trabajó como Jefe-Médico de Anatomía Patológica en el hospital de Terni. Actualmente vive en Roma.

Nosotros tenemos un sueño: foro por la liberación animal

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Sobre las conferenciantes:

Annamaria Manzoni.

Psicóloga, psicoterapeuta, grafóloga, acreditada por la Academia de Psicólogos de Lombardia como Psicóloga Clínica y de la Edad Evolutiva y en Psicología Jurídica,  ha colaborado durante años con el Tribunal de Menores de Milano y actualmente es asesora en el Tribunal de Monza. Ha publicado varios artículos profesionales inherentes a las problemáticas psicológicas de la relación hombre-animal y por años se ha desempeñado como activista en algunas asociaciones animalistas, desarrollando una actividad de sensibilización individual y social. Autora del libro que da nombre a este foro, Nosotros tenemos un sueño

Ana María Aboglio.

Abogada, especializada en Filosofía del Derecho y Ética para los derechos animales y autora de numerosos artículos relacionados con la problemática de la cuestión animal en medios periodísticos gráficos y en línea. Fundadora de Ánima, primera organización de Derechos Animales de Latinoamérica. Autora del libro Veganismo: práctica de justicia e igualdad, entre otros. Introdujo en el habla hispana el enfoque abolicionista, tanto a través de obras propias como de traducciones autorizadas de su creador, profesor Gary Francione, quien ha reconocido públicamente la labor creativa de Ana María.

Liga del evento en facebook:  https://www.facebook.com/events/295854617234834/

 LUGAR DEL EVENTO:

CENTRO CULTURAL DE LAS ARTES ESCÉNICAS «ERNESTO GÓMEZ CRUZ» (ANTES TEATRO ANTONIO CASO)

Reforma Norte No. 680

3ra sección de la Unidad Habitacional Nonoalco, Tlatelolco

Entre la Glorieta de Cuitláhuac y Manuel González (eje 2 Nte.)

(Metro más cercano: Garibaldi).

México D.F.

FECHA Y HORA:

Domingo 6 de abril, de 11:00 a 18:00 hrs.

Premier del documental «Máxima Dosis Tolerada» en la Ciudad de México

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Liga del evento en facebook: https://www.facebook.com/events/577807202296202/

Trailer del documental:

Nuevo lanzamiento de Ediciones Tiempo Animal

Annamaria Manzoni - Nosotros tenemos un sueño

Annamaria Manzoni – Nosotros tenemos un sueño

LIBRO: NOSOTROS TENEMOS UN SUEÑO

AUTORA: ANNAMARIA MANZONI

RESEÑA:

La cotidiana brutalidad de la especie humana contra los demás animales, ya sea como forma de violencia gratuita o en relación a la explotación y el asesinato perpetrados en contra de ellos con fines alimenticios, de vestimenta o investigación “científica”, es el tema específico de este libro. <<Es un pamphlet furioso y persuasivo –escribe Goffredo Fofi en la introducción–, un ágil y convincente examen minucioso de un problema que se ha colocado imperiosamente en la conciencia humana desde la segunda mitad del siglo pasado, en un primer momento a través de unos cuantos generosos pioneros, desde Gandhi a nuestro Capitini… y luego a grupos cada vez más grandes de personas cultas y no cultas, animadas por el deber que Schweitzer llamaba “respeto por la vida”>>. Un libro polémico y edificante porque es necesario por lo menos tomar conciencia de de la opresión que sufren los otros animales, y de la cual somos cotidianamente responsables. La autora no repara en ninguno: estudiosos, científicos, publicistas… y apela a la literatura que en todas las épocas se ha mostrado sensible ante los sufrimientos de los demás animales, aquellos “otros” con quienes compartimos la Tierra. Como psicóloga, la autora hace un análisis de los mecanismos psicosociales que justifican el dominio y la explotación de las otras especies. Un libro valiente, si consideramos que la lucha en defensa de los derechos de todos los animales parece relegada al interés de unos pocos individuos sensibles. En realidad, como hace notar la autora, hay una línea sutil que liga la indiferencia hacia los abusos que sufren los otros animales y la indiferencia que hace posibles guerras, matanzas y crueldades de todo tipo.

Annamaria Manzoni, psicóloga, psicoterapeuta, grafóloga, acreditada por la Academia de Psicólogos de Lombardia como Psicóloga Clínica y de la Edad Evolutiva y en Psicología Jurídica,  ha colaborado durante años con el Tribunal de Menores de Milano y actualmente es asesora en el Tribunal de Monza. Ha publicado varios artículos profesionales inherentes a las problemáticas psicológicas de la relación hombre-animal y por años se ha desempeñado como activista en algunas asociaciones animalistas, desarrollando una actividad de sensibilización individual y social.

Aparta tu copia enviando un correo: tiempoanimal@hotmail.com

 

Descarga gratis el reporte «Víctimas de la caridad»

Un reporte sobre experimentos crueles e inválidos en términos científicos, financiados por instituciones de beneficencia para la investigación médica en el Reino Unido.

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¿Cómo se realiza actualmente la investigación para curar el Alzheimer, el cáncer, el mal de Parkinson o las enfermedades del corazón? ¿Sabía usted que gran parte de esa investigación se realiza utilizando perros, conejos, monos, ratas y ratones (y sus variedades «transgénicas»)? ¿Conoce los procedimientos invasivos que soportan las víctimas de estos atroces experimentos? ¿Sabía que la decapitación es un método ampliamente utilizado para matar a esos animales? ¿Sabe, además, que este tipo de investigación no ha proporcionado ningún resultado de valor científico para la comprensión y la cura de estas enfermedades, sino al contrario, ha ofrecido resultados caóticos que sólo representan un peligro para la salud de todos nosotros?

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Una aproximación al veganismo

VeganismoRedacción: Raúl Cruz

La palabra veganismo viene del término inglés “vegan” y designa un modo de vida basado en el respeto a los animales. El término “vegan” fue inventado por Donald Watson (1910-2005) y su esposa Dorothy en el año 1944 –tomando las primeras tres letras y las dos últimas de la palabra “vegetarian”– con el objetivo de diferenciarse de quienes practicaban el vegetarianismo por compasión o respeto a los animales pero que, sin embargo, admitían otros productos derivados de la esclavitud animal como los lácteos, los huevos y la miel. El 1 de noviembre del mismo año, Watson y su esposa fundaron la Vegan Society (Sociedad Vegana) para difundir ese nuevo modo de vida basado en un verdadero respeto por los animales. Watson definió el veganismo como una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida.

En primera instancia, el veganismo es un modo de alimentación estrictamente vegetariano (cero productos de origen animal) pero, al ser una filosofía de vida que tiene como fundamento el respeto a los animales, no puede enfocarse exclusivamente a la forma de alimentarse; rechaza también el uso de cuero y pieles en el vestido y calzado; se posiciona en contra de los experimentos con animales y condena el uso de animales como entretenimiento o diversión. Es decir, el veganismo es, en la práctica diaria, la total abstinencia de productos y subproductos de origen animal, ya que estos sólo pueden obtenerse mediante la dominación, la tortura y el asesinato de los animales.

El veganismo parte de una visión objetiva del mundo; considera a los animales como seres independientes que tienen tanto derecho como nosotros a estar en este mundo, viviendo sus vidas libremente de acuerdo a sus necesidades e intereses; rechaza la visión antropocentrista del mundo que considera a la naturaleza y a sus habitantes (no humanos) como simples recursos que están a su uso y disposición. En este sentido, el veganismo surge como una reacción ante la dominación de los animales por parte del hombre.

***

En el ámbito de la alimentación, el veganismo rechaza contundentemente el consumo de huevos y de productos lácteos, que muchos supuestos vegetarianos toleran porque consideran que para obtener tales productos, los animales no tienen que ser asesinados. Sin embargo, se trata de una explotación atroz contra los animales implicados.

Empecemos por la explotación de gallinas. Los huevos parecen ser un producto “libre de crueldad”, pero si reflexionamos sobre las  horribles condiciones en las que viven las gallinas destinadas a la producción de huevos, el panorama resulta totalmente diferente. Las gallinas son hacinadas en pequeñas jaulas donde apenas pueden moverse, alimentadas con antibióticos y manipuladas genéticamente para incrementar la producción. La tensión y el hacinamiento al que son sometidas desemboca en conductas antinaturales: empiezan a picotearse hasta matarse. Para evitar este tipo de comportamiento, o más bien para proteger los intereses de los empresarios (pues cada animal muerto representa una ganancia menos), se les cortan los picos con una guillotina especial o con un cuchillo caliente lo cual, sin duda, les ocasiona un terrible sufrimiento, pues se sabe que el pico de estos animales es muy sensible. Finalmente, cuando las gallinas ya no producen lo suficiente para mantener su cuota de alimentación son, al igual que los pollos “de engorda”, enviadas al matadero.

La explotación de vacas es igualmente cruel. Generalmente, no se conoce la relación entre la industria láctea y el negocio de la carne de ternera. Las vacas, al igual que las mujeres, tienen leche con un único fin: amamantar a sus hijos. Las vacas son embarazadas de manera artificial para que puedan tener un ternero y así dar leche. A los pocos días de nacer, los terneros son separados de sus madres, encarcelados y encadenados por el cuello para minimizar sus movimientos, no pudiendo siquiera dar la vuelta. Esta tortura tiene como fin hacer más blanda su carne. Pasan los siguientes meses de su vida con una dieta antinatural, baja en hierro, y son alimentados con antibióticos para hacer su carne aún más blanda. Finalmente, son atados y  enviados al matadero donde mueren desangrándose en medio del horror, la tristeza y el sufrimiento. Entretanto, la vaca es nuevamente inseminada de manera artificial y se vuelve a repetir todo el proceso. La unión entre madre e hijo es tan fuerte en estos animales, que sufren mucho cuando son separados. El luto de las vacas puede durar varias semanas: se sabe de vacas que han escapado de las granjas para ir a encontrarse con sus hijos. Sin embargo, esto no les importa ni a los productores ni a los consumidores de productos lácteos. El objetivo para los primeros es incrementar las ganancias y para los segundos, deleitar el paladar. Y como existe una gran demanda, estos animales tienen que sufrir aún más: por ejemplo, se les inyecta constantemente la hormona de crecimiento bovino de la empresa Monsanto con el objetivo de incrementar la producción de leche hasta en un 40%. A causa de esto, las vacas desarrollan infecciones en las ubres y mastitis. Se sabe que los antibióticos administrados van a parar, también, a la leche de los consumidores, afectando su salud. Sin duda, un justo castigo.

Todo este miserable proceso de producción de lácteos y de huevos es sumamente innecesario. Los seres humanos podemos vivir perfectamente absteniéndonos de consumir carne, leche, huevos y demás productos de origen animal.

 Queremos dejar claro que el veganismo tampoco apoya la ingestión de leche y huevos  “orgánicos” o provenientes de las granjas donde los animales “viven en libertad”, por el simple hecho de que se sigue viendo a los animales como meros “medios para nuestros fines”: una estúpida visión en la que las vacas sólo “sirven” para dar leche y las gallinas para poner huevos.

 Entiéndase bien: los animales no están para servirnos, no son objetos que podamos tratar a nuestro antojo. El veganismo es una forma de rechazo coherente contra toda forma de explotación y esclavitud de los animales.

***

A causa del lavado de cerebro  que hace la industria láctea a los consumidores a través de los medios de comunicación, existe la idea generalizada de que los productos lácteos son imprescindibles. A continuación, citamos un apartado del libro La dieta vegetariana de Miguel Aguilar, donde se refuta, científicamente, la falsa creencia de que los lácteos son necesarios:

La leche

Tradicionalmente, se ha considerado la leche como un alimento de primera calidad, absolutamente necesario en la alimentación infantil y muy conveniente en la del adulto. Las razones de ello son el contenido en proteínas de alta calidad y la gran cantidad de vitaminas que contiene, en particular la D. Debido a esto, ha surgido toda una industria gigantesca basada en la leche (leches pasteurizadas, en polvo, homogeneizadas, desnatadas, etc.) y los derivados de la leche como los quesos, yogures, etc.

Parece que nadie discute la necesidad de la leche y se da por supuesta su validez y bondad como alimento. Pero ¿es así? La leche es lo que toma un bebé. ¿Es lógico que un niño o un adulto la tome? Desde luego, en el reino animal no ocurre, aunque ello no demuestra mucho. Pero el primer punto en el análisis de la bondad de la leche es preguntarse si un organismo adulto puede digerirla. El segundo punto sería plantearse si es necesaria para un niño.

1) Digestión de la leche

En el mamífero adulto, la digestión de las proteínas se inicia en el estómago por acción de la enzima pepsina. Esta encima es prácticamente inexistente en el estómago de los recién nacidos, en los cuales existe otra enzima distinta. En éstos, cuando la leche –que es su único alimento– llega al estómago, se cuaja debido a la acción de otra enzima denominada renina, que se produce solamente en el estómago de los mamíferos recién nacidos (en el ser humano está presente hasta los 3 años de edad). La razón de la coagulación es la conversión del caseinógeno, proteína de la leche, en caseína, que es insoluble. Así, los grumos de caseína se separan del suero lácteo. De esta forma el coágulo se contrae y pasa al intestino sin digerir. En el intestino pequeño se digiere el coágulo por la acción de enzimas adecuadas (principalmente tripsina).

La razón biológica del por qué de la coagulación de la leche en el estómago de los bebés y del cambio de enzimas no está muy clara todavía. Pero lo que sí se puede deducir de todo el proceso es que el mecanismo de digestión de los mamíferos está preparado para digerir la leche hasta una cierta edad, es decir, hasta el destete y a partir de ese momento el proceso de digestión cambia para enfrentarse a la digestión de otras proteínas y se olvida de la leche.

Hay más evidencias de que esto es así. En efecto, la leche contiene también azúcar, denominado lactosa, que sólo existe en este alimento. En el epitelio intestinal hay una serie de hidrolasas que rompen los azúcares. En particular, en los mamíferos recién nacidos existe la lactasa, que rompe la lactosa en monosacáridos fácilmente absorbibles. Pues bien, como la lactosa no está presente en la alimentación de ningún mamífero adulto (por adulto se entiende después del destete [excepto del hombre]), entonces es de esperar que o no exista lactasa en el epitelio intestinal de los mamíferos adultos o bien en cantidades despreciables. Y, en efecto, así ocurre.

Al igual que con los demás mamíferos, en la mayoría de los casos los bebés cesan de producir lactasa después del destete; sin embargo, ésta persiste en algunos adultos humanos sin que se conozca la razón biológica de esta anormalidad. La mayor proporción de la anormalidad biológica de mantener una producción alta de lactasa ocurre entre las personas de origen europeo sin que se sepa la razón de ello. En mi opinión, debido a la enorme ingestión de leche que se fuerza a consumir a los niños en cuanto se produce el destete (si es que se produce, ya que la gran mayoría de los niños occidentales tienen lactancia artificial), el cuerpo no tiene más remedio, como defensa, que seguir produciendo lactasa para digerir la lactosa y así evitar su fermentación en el intestino, que es lo que ocurre en las personas con intolerancia a la lactosa.

La deficiencia de producción de lactasa no significa que no pueda tolerarse la ingestión de pequeñas cantidades de leche, como cualquiera puede comprobar dando un plato de leche a un gato adulto. Aunque hay casos muy claros de intolerancia a la leche, la mayoría de las reacciones no son tan obvias y se manifiestan con producción de gases, diarrea o dolores abdominales.

Otro punto importante es el siguiente: La lecitina es un fosfoglicérido compuesto por colina, una vitamina (la B4) según muchos investigadores. Su gran importancia es como agente antigrasa para la función nerviosa, para la presión sanguínea y para la resistencia a las enfermedades. Pues bien, la leche materna contiene lecitina, es decir, colina, mientras que la leche de vaca no. Esto significa que la leche materna lleva su propio agente emulsionante de las grasas que contiene, lo que ayuda a digerirla y transportarla, mientras que la leche de vaca no. Por tanto, la grasa de esta leche se digiere de forma distinta a la materna. Si la ingestión de leche de vaca es alta, significa que reducirá las reservas de colina con el consiguiente perjuicio para el organismo. Una insuficiencia de colina desde la infancia puede conducir, muy probablemente, a padecer presión arterial alta en el futuro.

Hay otras muchas razones más o menos fundadas en contra de la utilización de la leche como alimento, pero no son tan contundentes como las 3 anteriores, por lo que no se expondrán aquí. Éstas son suficientes, ya que implican la mala digestión y lo perjudicial que puede ser desde el punto de vista de los tres componentes principales: proteínas, grasas y glúcidos.

Por tanto, puede afirmarse que, en términos biológicos, anatómicos, bioquímicos y evolutivos, ingerir leche después de los 3 años es una anormalidad y una aberración. Así, las enormes cantidades de leche que los “expertos” en nutrición infantil recomiendan ingerir a los niños en crecimiento son, literalmente, contra naturales.

2) ¿Es la leche realmente necesaria?

En realidad, la pregunta sería si los productos lácteos, en general, incluyendo la leche, son necesarios para una alimentación completa.

En la sección de las proteínas se puede ver que los productos lácteos no son necesarios desde el punto de vista de la calidad de las proteínas, pues existen proteínas de origen vegetal con una calidad mayor o igual a la de la leche. En la sección de los minerales se comprueba que, desde el punto de vista del aporte del calcio, también puede ser sustituida ventajosamente por productos de origen vegetal. La leche y los productos lácteos son una de las poquísimas fuentes de vitamina D que existen, por ello se recomienda su ingestión. Sin embargo, en la sección dedicada a la vitamina D se ve que no es necesaria la ingestión de dicha vitamina, pues la fuente principal es su generación en la piel por exposición al sol. El resto de los nutrientes, tanto calóricos como no calóricos, se pueden obtener más fácilmente y en mayores cantidades en otros alimentos de origen vegetal.

Por tanto, la conclusión es que se puede prescindir por completo de la leche, incluso durante el crecimiento de los niños. Esta afirmación, que está completamente en contra de lo que nos han enseñado, ¿es cierta? En Human Nutrition and Dietetics (p. 588) en el capítulo dedicado a la nutrición infantil, se hace una afirmación extraordinaria:

“En la práctica, el crecimiento y el desarrollo son normalmente menores en los niños que reciben dietas pobres que contienen poca o ninguna leche. Esto no tiene por que ser así: Widdowson y McCance demostraron que si se ingiere una buena mezcla de proteínas vegetales, se obtienen excelentes velocidades de crecimiento, a despecho de la virtual ausencia de leche en la dieta. Se recomienda a veces ingerir mayores cantidades de leche. Esto puede acelerar más el crecimiento y, menos cierto, incrementar la estatura adulta, pero no hay evidencia de que ello sea deseable o que contribuya a la salud y el bienestar”.

Llegamos así al punto principal de este libro: si un niño que no toma leche está raquítico o mal desarrollado es porque no se le ha sabido alimentar bien y no ha tomado el sol, no porque la leche sea un alimento imprescindible. Por supuesto, es más fácil darle un vaso de leche al niño que ponerse a pensar en una dieta equilibrada, pero esto sólo demuestra que, en efecto, es más fácil, no que la dieta vegetariana sea inferior. Por otra parte, teniendo en cuenta los efectos secundarios comentados anteriormente, no está claro que esta aparente facilidad sea positiva, sino que incluso, a la larga, puede ser negativa para el niño.

*Este artículo fue publicado en el segundo número de la Revista Tiempo Animal. Puede ser difundido libremente siempre y cuando se cite la fuente.

¡Adiós, tonto gatito!

¡Adiós, tonto gatito!

Por Hans Ruesch

No, tonto gatito, nadie te liberó, a pesar de que tu foto y tu grito de ayuda estaban en exhibición en todos los quioscos de periódicos de Europa, donde millones de personas los vieron, y probablemente millares no pudieron dormir la noche siguiente. Sin embargo, esto es todo lo que han hecho –incluso yo-. Durante un momento de locura esperábamos que algunos de esos chicos que liberan animales de los laboratorios corrieran a salvarte, pero, naturalmente, las probabilidades eran enormemente contrarias, porque la policía protege a los torturadores de laboratorio y no a sus víctimas; los héroes son pocos, y millones de animales candidatos a morir en los laboratorios pseudocientíficos para proporcionar una coartada a los traficantes de drogas.

Pronto serás inmovilizado en un aparato estereotáxico, con tanta fuerza que no lograrás mover la cabeza, ni siquiera un pelo, tal vez dos barras de acero serán introducidas en las órbitas vacías de tus ojos, y dos prensas te presionarán las orejas tan fuertemente que tus tímpanos podrían reventar, pero no te preocupes, se hará porque no influirá ni un poco el resultado del experimento, según cuanto dicen los catálogos de los fabricantes, Lab-Tronics y H. Neuman & Co., cerca de Chicago, que envían tales instrumentos de tortura a los laboratorios de todo el mundo. Sin embargo, lo que importa es tenerte absolutamente inmóvil, mientras la verdadera acción comienza.

Demonios de bata blanca, disfrazados de “científicos”, te harán agujeros con un taladro en tu pequeña cabeza, e introducirán cánulas, sensores, y electrodos en tu pequeño cerebro, para repetir una vez más en tu sistema nervioso los mismos insensatos experimentos efectuados desde el fin del siglo pasado; experimentos que no han aportado beneficios de ningún tipo, ni a la especie humana ni a la felina, sino únicamente a los mismos experimentadores, a quienes han procurado satisfacción personal, a veces fama y honores, y quizá incluso un Premio Nobel, como en el caso del Prof. Walter Hess de la Universidad de Zurigo, antes que se supiera que todas sus conclusiones eran erróneas y habían causado daños incalculables a un número no revelado de pacientes. En cualquier caso, las obras pseudocientíficas de este señor y de sus colegas, si es que todavía están en algunas bibliotecas médicas, por más que nadie las lea, han sido colocadas allí con la ayuda de tontos gatitos como tú.

Porque tú fuiste creado sólo para “servir” a la especie humana. ¿No lo sabías? También el Papa lo ha dicho explícitamente, probablemente con base en su creencia de que tú no tienes un alma (algo que sin embargo no puede demostrarse), mientras que tus torturadores sí la tienen (y tampoco esto es algo que pueda demostrarse), porque “están hechos a imagen de Dios”. ¡Hermosa imagen!

Y, naturalmente, los jóvenes químicos continúan repitiendo y perpetuando todo esto, así como los fabricantes de productos que están envenenando la Tierra y matando a la gente por millones, los gobiernos y los políticos que pagan la nómina, los profesores universitarios y los rectores, los medios de comunicación que se ganan la vida cómodamente, no informando a la opinión pública sino manipulándola, y también los dirigentes de las grandes asociaciones para el bienestar de los animales, como la RSPCA (Royal Society for the Prevention of Cruelty to Animals) y la WSPA (World Society for the Protection of Animals) y El Eurogrupo y la HSUS (The Humane Society of the United States), etcétera, que en lugar de dar a conocer el daño evidente, enorme, causado cotidianamente a la especie humana por los métodos erróneos de investigación médica, ocultan deliberadamente este hecho con cortinas de humo de pueriles charlas filosóficas –como los viviseccionistas quieren que hagan, bajo el pretexto de que la humanidad debe ser “salvada”, y que sólo con el sacrificio tuyo y el de tu especie esto se puede obtener-.

Naturalmente, tonto gatito, para cuando seas inmovilizado en uno de sus aparatos estereotáxicos, probablemente habrás llegado a la conclusión de que la humanidad no puede ser todo eso que se dice de ella, y, desgraciadamente, tendrás razón. En efecto, el hombre es el único animal capaz de matar a sus hijos porque lo molestan mientras duerme. Y también el único macho que golpea a su hembra, si bien algunos graciosos argumentarán que la mujer es la única hembra que merece ser golpeada. El hombre es el único animal que asesina a todas las especies conocidas, incluida la suya, e, incesantemente, erosiona el suelo y daña su hábitat hasta hacerlo inhabitable, sin embargo se considera –sólo porque es capaz de sembrar más muerte y caos que todas las demás especies juntas– la más inteligente de las especies, la única que merece sobrevivir.

¿Qué esperas de una especie así, tonto gatito? Pero, tal vez, sólo quieres saber porqué siempre es tu especie la utilizada para los experimentos más dolorosos y prolongados que existen. Es porque has tenido la mala suerte de nacer con un sistema nervioso extremadamente sensible, mucho más sensible que el de tus atormentadores, pero al mismo tiempo eres también más resistente que la mayoría de los otros animales. He aquí el porqué.

Pero no grites cuando te lastimen, tonto. Si lo haces, “ellos” te cortarán las cuerdas vocales, porque “ellos” son de corazón sensible y no soportan los chillidos de los animales. De hecho, muchos de ellos no sólo son grandes filántropos, sino también verdaderos amantes de los animales, que dicen sufrir más que tú a causa del dolor que, por pura filantropía, te infligen.

Y, ahora, adiós, tonto gatito. Espero que mueras antes de que comiencen las fiestas de Navidad, porque durante esas fechas corres el riesgo de permanecer durante días sin agua, inmovilizado en tu aparato de contención. Mas no contemos con ello, porque vivisectores como el prof. Konrad Akert, capo líder de la Universidad de Zurich, y el prof. W. D. M. Paton de Oxford –Sir William, nombrado caballero de su Graciosa Majestad la Reina por su incesante trabajo sobre cerebros de gatos– junto con sus colegas han llevado a cabo estos experimentos tan increíblemente a menudo, con idiota repetitividad, que han llegado a ser bastante hábiles en prolongar la agonía. Asimismo ninguno de ellos ha sido nunca capaz de nombrarnos un sólo paciente al que hayan curado, mientras que nosotros podemos nombrar a un gran número de personas que han sido dañadas de por vida, o que incluso han muerto, a causa de su torpe y contraproducente método de pseudoinvestigación.

Pero, quizá, puedes recibir una especie de aterrador consuelo del siguiente pensamiento, desafortunado gatito. Piensa sólo esto: de una tonta pequeña cabeza como la tuya, hombres “importantes” como Sir William Paton esperan, en efecto, encontrar algún día qué hacer con sus propios cerebros defectuosos y con el gran agujero negro que tienen dentro, y es tanta su preocupación que los experimentos sobre el cerebro han llegado a ser en sus vidas una obsesión.

Ahora, debemos dejarte, desafortunado gatito. Espero que mueras rápidamente. Es, verdaderamente, lo único que podemos desearte. Quizá nos encontremos algún día, en algún otro mundo, que únicamente podrá ser mejor que este.

 *Este artículo de Hans Ruesch apareció originalmente en Boletín CIVIS-SCHWEIZ, en la navidad de 1983. Poco antes, la fotografía del gatito con la leyenda “HILFE, LAAST MICH HIER RAUS!” (“¡Ayuda, sáquenme de aquí!”) había sido publicada en la portada de Stern, el semanario alemán de mayor circulación. Cinco años después, Hans Ruesch volvió a publicar el artículo en el Boletín CIVIS No. 2, “The Infiltrarion in Animal Welfare”.

**La presente traducción ha sido realizada a partir de la versión italiana de la Fundación Hans Ruesch para una Medicina sin Vivisección (www.hansruesch.net). Fue publicado en el tercer número de la Revista Tiempo Animal. Puede difundirse siempre y cuando se cite la fuente.

El impacto ecológico de la producción y crianza de animales para consumo humano

Massimo Tettamanti

Dr. Massimo Tettamanti (Químico Ambiental)

El moderno mundo industrializado amenaza el medio ambiente natural en modos cada vez más diversos. De estas amenazas, y de cómo remediarlas, se discute con pasión desde hace años en diversos ámbitos. Pero siempre se pasa por alto un factor fundamental: la crianza de bovinos y otros animales para la alimentación humana.

La crianza y producción de animales para consumo humano a gran escala, sea de tipo intensiva (en grandes naves industriales, donde los animales están hacinados en pequeños espacios, sin tierra, como en Italia), sea de tipo extensiva (los grandes ranchos de los Estados Unidos o los pastizales en los países del sur del mundo) es claramente insostenible desde el punto de vista ecológico. Actualmente, la mitad de las tierras fértiles del planeta se utilizan para cultivar cereales, oleaginosas, forrajes y proteaginosas para los animales destinados al consumo humano. Para hacer frente a esta inmensa demanda -en continuo aumento, ya que las poblaciones que tradicionalmente consumían poca carne, empiezan a consumirla cada vez más- se destruyen cada año miles de hectáreas de selva tropical, el pulmón verde del planeta, para hacer espacio a nuevos pastizales o a nuevos terrenos de cultivo para los animales, que en breve tiempo se desertificarán.

Desde el punto de vista del consumo de recursos, la leche y la carne son, indiscutiblemente, los «alimentos» más caros, ineficientes y contaminantes que se puedan concebir: además de la pérdida de millones de hectáreas de tierras de cultivo (que podrían ser utilizadas para cultivar vegetales para el consumo directo de los humanos) y el uso indiscriminado de productos químicos, está la cuestión del enorme consumo de agua en un mundo irremediablemente sediento, el consumo de energía, el problema de la eliminación del excremento de los animales y de los productos de residuo, las repercusiones sobre el clima, la erosión del suelo, y, la desertificación de vastas zonas.

El uso de productos químicos

El abuso de productos químicos para la agricultura en los países más «desarrollados» es evidente por los datos estadísticos: en Alemania, Japón, Gran Bretaña, se usan más de 300 kg por hectárea; en Italia 104; mientras los consumos bajan a 35 en China,  22 en México,  7 en Bangladesh y 1 en Nigeria.

Los productos químicos abarcan fertilizantes, pesticidas (que matan insectos nocivos para los cultivos) y herbicidas (que matan plantas nocivas): todos contaminan el suelo, el agua y el alimento mismo. Desde 1945, hasta nuestros días, el consumo de pesticidas ha aumentado diez veces, mientras los daños provocados por los insectos a los cultivos se han duplicado.

No se trata, sin embargo, de un problema ligado a la agricultura como tal, sino a la agricultura que tiene como fin alimentar a los animales para consumo humano: en cuanto a los herbicidas, por ejemplo, es indicativo el hecho de que el 80% de los utilizados en los Estados Unidos se utilizan en los campos de maíz y de soya destinados a la alimentación de los animales.

El uso masivo de fertilizantes, se debe, principalmente, a la práctica del monocultivo, que resulta conveniente en tanto que permite una industrialización más productiva: se estandarizan las tipologías de intervención, las maquinarias agrícolas, las capacidades y los tiempos de trabajo. Si en lugar del monocultivo, los suelos fueran destinados a la rotación de cultivos para uso directo humano, no serían necesarios productos químicos, porque el suelo permanecería fértil.

El consumo de energía y recursos vegetales

En la transformación de vegetales en proteínas animales, una significativa cantidad de las proteínas y de la energía contenida en los vegetales es desperdiciada: el alimento sirve, de hecho, para sostener el metabolismo de los animales y, también, deben tenerse en cuenta los tejidos no comestibles tales como el hueso, los cartílagos, los despojos y las heces.

Existe el considerado «índice de conversión», que mide la cantidad de alimento necesario para hacer crecer 1 kg a un animal. Un becerro necesita 13 kg de alimento para aumentar 1 kg de peso, mientras que un buey joven necesita 11 kg y un cordero 24 kg. Los pollos requieren, en cambio, sólo 3 kg de alimento por cada kg de peso corpóreo. Si, además, se tiene en cuenta que el animal no es todo carne, sino también «despojos», estas cantidades se duplican.

El rendimiento de las proteínas animales es aún más bajo

Un bovino, por ejemplo, tiene una eficiencia de conversión de las proteínas de sólo el 6%: consumiendo 790 kg de proteínas vegetales, produce menos de 50 kg de proteínas.

Además del desperdicio de energía necesaria para el funcionamiento del organismo, se debe tener en cuenta la energía necesaria para cultivar el alimento de los animales y para el funcionamiento de granjas y establos.

Desde el punto de vista del uso de combustible fósil, por cada caloría de carne bovina se necesitan 78 calorías de combustible, por cada caloría de leche se necesitan 36, y por cada caloría que proviene de la soya son necesarias sólo 2 calorías de combustible fósil, una proporción de 39:1 en disfavor de la carne.

El consumo de agua

El 70% del agua utilizada en el planeta es consumida por la zootecnia y la agricultura (cuyos productos sirven, en su mayor parte, para nutrir a los animales destinados para el consumo humano). Casi la mitad del agua consumida en los Estados Unidos es destinada a los cultivos de alimento para el ganado.

Los establos y las granjas industriales consumen una cantidad de agua mucho mayor que la necesaria para cultivar soya, cereales o verduras para el consumo humano directo. Debemos sumar, de hecho, el agua empleada en los cultivos destinados a los animales, que se lleva a cabo, sobre todo, en las tierras de regadío, el agua necesaria para dar de beber a los animales y el agua para limpiar los establos y las granjas.

Una vaca “lechera” bebe 200 litros de agua al día,  50 litros un bovino o un caballo, 20 litros un cerdo y aproximadamente 10 una oveja.

El semanario Newsweek ha calculado que para producir sólo cinco kilos de carne bovina es necesaria tanta agua como la que consume una familia media cada año.

Los excrementos

En Italia los animales destinados al consumo humano producen anualmente cerca de 19 millones de toneladas de excremento y desechos de contenido orgánico, que no pueden ser utilizados como fertilizantes. Actualmente, la eliminación de líquidos pútridos se efectúa vertiéndolos sobre el terreno, lo que provoca un grave problema de contaminación de sustancias nitrogenadas en las aguas subterráneas, en las corrientes de agua de la superficie, y además eutrofización en los mares.

Calculando la cantidad equivalente, esto es, transformando el número de animales en el equivalente de la población humana que produciría el mismo nivel de contaminación a partir del estiércol, en total, en Italia, los animales equivalen a una población adicional de 137 millones de ciudadanos, es decir, más del doble del total de la población.

Los efectos sobre el clima

Las consecuencias más dramáticas del consumo de leche y carne se verifican en el Tercer Mundo: la tala de árboles para hacer espacio a los establos de bovinos destinados a proveer de proteínas animales a Occidente ha destruido en pocos años millones de hectáreas de selva tropical.

Cada año desaparecen 17 millones de hectáreas de selva tropical. La producción intensiva de animales no es la única causa, pero, sin duda, juega un papel fundamental: en la selva amazónica, el 88% de las tierras deforestadas han servido para que el ganado pueda pastar y cerca del 70% de las zonas deforestadas en Costa Rica y Panamá han sido transformadas en zonas para pastar. Desde 1960, en Brasil, Bolivia, Colombia y América Central han sido quemadas o arrasadas decenas de millones de hectáreas de selva, más de un cuarto del total de la extensión de las selvas centroamericanas, para dar espacio a los pastizales para  ganado. Para dar una idea de las dimensiones del problema, piense que cada hamburguesa importada de América Central equivale a la destrucción y transformación de 6 metros cuadrados de selva en pastos para ganado.

Paradójicamente, esta tierra no es en absoluto adecuada como pastizal: en el ecosistema tropical la capa superficial del suelo contiene poco nutrimento, y es muy delgada y frágil. Después de pocos años de pastoreo el suelo se hace estéril, y los ganaderos pasan a destruir otra región de selva. Los árboles destruidos no se comercializan, resulta más conveniente quemarlos sobre el terreno.

La geógrafa Susanna Hecht dice que el 90% de los terrenos ocupados por el ganado en la ex-selva amazónica cesa su actividad aproximadamente después de ocho años, para volver a comenzar en otra zona. Se pueden recorrer cientos de kilómetros de camino en la selva amazónica sin encontrar otra cosa que tierras abandonadas donde crece una vegetación secundaria.

En las zonas semiáridas, como África, la explotación de las tierras para la agricultura extensiva (cuyos productos se exportan a los países ricos) conduce a la desertificación, es decir, a la reducción a cero de la productividad de estas tierras. Las Naciones Unidas estiman que el 70% de las tierras que ahora se utilizan para el pastoreo están en proceso de desertificación.

Incluso algunas partes de las Grandes Llanuras del “Oeste” americano se están convirtiendo en un desierto. Grandes ríos se están convirtiendo en arroyos o se han secado por completo dejando espacio a grandes superficies de fango. Donde antes había vegetación y animales selváticos de cada especie, hoy no crece nada y no hay más vida animal. La cría extensiva de bovinos para consumo humano ha sido, y continúa siendo la causa de todo esto.

*Este artículo ha sido traducido de la página de la Sociedad Científica de Nutrición Vegetariana (www.scienzavegetariana.it) y publicado en el tercer número de la Revista Tiempo Animal. Puede reproducirse siempre y cuando se cite la fuente.

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